¿Por qué ha de extrañarnos entrar en una galería de arte y ver cien botes de sopa, una caja de jabón, una lata de melocotones y una chapa de pepsi? Situémonos hace unos cuantos siglos en el estudio de un tal Velázquez ¿Acaso no pintaba él las personalidades que le rodeaban? Papas, reyes y reinas,... ¿y quiénes son los reyes de la sociedad actual? ¿No es más famosa una botella de Coca-cola que la princesa de Mónaco? Cuando las inquietudes superan la capacidad humana de creación de una sola persona, se recurre a colaboradores para acometer la producción: es entonces cuando nace Pandemolden, el primer laboratorio de arte de Santander. En él, se reune a su alrededor un grupo de gente poco corriente sin importancia y una impresentable corte de chalados con imaginacion que constituyen uno de los centros culturales más originales de la ciudad. El Club no se limita a un unico campo artistico sino que reune un conjunto de actividades que interactuan entre si. Además se interesa por el cine, y Pandemolden dedica parte de su energia a él, creando una especie de productora y distribuidora que difunde los trabajos, y crea la marca de fábrica del Club.
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